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Incluso quien no sepa nada de latín se da cuenta de inmediato de que se trata de la lengua de los antiguos romanos. Pero, quien sepa algo de latín constatará, tras algunos infructuosos intentos, que este montón de palabras no se puede traducir, al menos no completamente. Y es que entre las verdaderas palabras en latín se mezclan algunas invenciones que aparentan tener un origen romano.

Desde hace ya tiempo, el olfato detectivesco de los historiadores y gráficos curiosos ha llevado a descubrir que se inspiraba en la obra De Finibus Bonorum et Malorum de Cicerón. Algunas partes de esta disertación del famoso pensador romano «Sobre los límites del bien y del mal» constituyen, mezcladas sin ton ni son, la base de este clásico texto simulado.

El texto original comienza así: «Neque porro quisquam est, qui dolorem ipsum, quia dolor sit, amet, consectetur, adipisci velit». Ahí sí: los latinistas respirarán aliviados, puesto que este pasaje sí puede traducirse si se cuenta con los debidos conocimientos. Pero después vino alguien con una tijeras y recortó trozos aislados; o bien, el tipógrafo compuso los moldes de plomo de otra manera. Se supone que Lorem ipsum se comenzó a utilizar ya en el siglo XV al comenzar la actividad de la impresión. Al menos, eso fue lo que supuso el latinista Richard McClintock.

Pero Lorem ipsum solo comenzó a utilizarse en serie a partir de la década de 1960, cuando se popularizó gracias a Letraset. Con esta marca, la empresa estadounidense homónima llevó al mercado letras autoadhesivas que también fueron utilizadas por diseñadores gráficos. En las hojas de letras se encontraba como texto de ejemplo esta mezcla falsa de latín. Así, con el avance de la digitalización en el diseño gráfico, fue simplemente una consecuencia lógica que Lorem ipsum encontrase su camino desde la tipografía hacia los primeros programas de DTP en forma de texto simulado, considerándose hoy en día un estándar.

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